LA DIALÓGICA

viernes, 29 de febrero de 2008


El principio dialógico admite la dualidad del orden y el desorden en el seno de la unidad; asocia dos términos a la vez complementarios y antagónicos. El recursivo reconoce que los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productos de aquello que los produce. Rompe con la idea lineal de causa-efecto, producto-productor, estructura-superestructura. Se trata de un ciclo en sí mismo auto-constitutivo, auto-organizador y auto-productor. El principio hologramático encarna la idea de que no solamente la parte está en el todo, sino que el todo está en la parte. La idea del holograma trasciende al reduccionismo que no ve más que a las partes, y al holismo que no ve más que al todo.

Morin define la dialógica –propuesta para sustituir a la dialéctica- afirmando: "Lo que he dicho del orden y del desorden puede ser concebido en términos dialógicos. Orden y desorden son dos enemigos: uno suprime al otro pero, al mismo tiempo, en ciertos casos, colaboran y producen la organización y la complejidad. El principio dialógico admite mantener la dualidad en el seno de la unidad". (Morin, 1996, 106).

En la modernidad, un escenario inverosímil es la forma como habíamos estado mirando los fenómenos de la naturaleza y la sociedad. Hemos sido levantados bajo el imperio del maniqueísmo: las cosas se catalogaban como buenas o malas, pero en ese modelo era inaceptable que tuvieran algo de lo uno y de lo otro. Hoy se acepta que la realidad puede estar matizada. Y se ha demostrado en la práctica que las empresas que han logrado triunfar han jugado con el absurdo: son a la vez centralizadas y descentralizadas, autoritarias y participativas, avanzan sobre programas conscientemente establecidos pero también aceptan cambios que las apartan del plan trazado para adaptarse a las exigencias imperantes. En la actualidad se comprende que una empresa puede ser lo suficientemente pequeña como para que sea humana y flexible, pero al mismo tiempo tan grande como para ofrecer un volumen de ventas que asegure su supervivencia.

Está demostrado que las empresas exitosas han jugado con el éxito y el fracaso, pero lo que las distingue es que han tenido una gran capacidad de rebote para liberarse de la adversidad. Dice Charles Handy, "Lo que debemos hacer es aprender a equilibrar los opuestos. Es como montar en un columpio. Uno tiene que saber que para que el columpio funcione tiene que haber una sucesión de movimientos ascendentes y descendentes y que ambos opuestos son necesarios para conseguir que el conjunto funcione. Una vez que uno comprenda cómo y por qué funciona, puede empezar a jugar. La vida es como un columpio, un juego en que el movimiento y la emoción se producen por el equilibrio entre contrarios porque es inevitable que la vida esté llena de paradojas". (Gibson, 1997, 23).

La evidencia empírica confirma también que las compañías visionarias se aferran a unos principios rectores pero simultáneamente muestran un poderoso impulso hacia el progreso. Lo que retrospectivamente aparece como resultado de un proceso brillante de previsión y preplanificación es tan sólo a menudo el resultado de "ensayar un montón de cosas y conservar lo que funciona".

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