DIVERSIDAD

viernes, 2 de mayo de 2008


Para abordar este tema he creido oportuno, transcribir un pequeño texto titulado ¿hacia el choque de civilizaciones?, que se encuentra en el capitulo 7; Geopolítica de la Diversidad: el reto civilizacional; del libro DIVERSIDAD CULTURAL Y MUNDIALIZACIÓN de Armand Mattelart.
Pero antes algo sobre
Armand Mattelart; es profesor de Ciencias de la Información y de la Comunicación en la Universidad Paris-VIII e investigador en la Maison des Sciences de l'Homme Paris-Nord. Es autor entre otros libros, de Historia de la Utopía planetaria, La publicidad, Historias de las teorías de la comunicación, Historia de la sociedad de la información e Introducción a los estudios culturales.

¿Hacia el choque de civilizaciones?

Los discursos sobre diversidad cultural van a contrapelo de la tesis del "choque de civilizaciones" desarrollada por Samuel Huntington en la revista Foreing Affair (1993) y luego en un libro (1996). Muertas las ideologías, la idea nacional y la separación entre ricos y pobres, el papel principal en los conflictos del siglo XXI lo desempeñará la cultura. Y más concretamente la dimensión religiosa. Las segmentaciones seguirán el trazado de la "línea de falla" entre siete u ocho entidades culturales básicas: occidental, cunfuciana, japonesa, islámica, hinduista, eslavo-ortodoxa, latinoamericana y quizás, africana. Las rivalidades políticas y económicas son cambiantes, negociables. No las duraderas, motivadas por la defensa de las identidades y diferencias culturales que ponen en juego la fe y la familia, la sangre y las creencias. En el mapa de los conflictos potenciales destacan las civilizaciones confuciana e islámica que, cada vez más, se reafirman en la pretensión de la universalidad de sus culturas. Occidente, por tanto, está amenazado. Debe garantizar su propia seguridad por todos los medios: estrechando lazos entre sus distintos componentes, para impedir que el enemigo explote las desavenencias, integrando en la Unión Europea y en la OTAN a los Estados occidentales de Europa central, fomentando la "occidentalización" de Latinoamérica, frenando el desarrollo de la potencia militar, convencional y no convencional, en los países de civilización islámica y confuciana, manteniendo la superioridad técnica y militar de Occidente sobre otras civilizaciones, etc.

Esta tesis tuvo gran repercusión al difundirse. Recuperó notoriedad con motivo de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y de la cruzada contra el terrorismo. Más de un comentarista vio en estos hechos la confirmación de su pertinencia. A pesar de este intento de explicación a partir de la formación de "yaltas culturales"
oculta la complejidad de las lógicas de unificación y fragmentación del mundo contemporáneo. Se supone que las entidades civilizacionales son homogéneas e inmutables, que están cerradas, al resguardo de mezclas e interferencias, y sin conflictos interiores. El marcador religión para identificar al enemigo niega la política. La decisión de la Asamblea de las Naciones Unidas de proclamar el año 2001 como el del "Diálogo entre civilizaciones" o entre "culturas", ha de leerse a la luz de este contexto.

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